Somos lo que hay

El Legado Más Siniestro: Una Familia de Caníbales

Somos lo que hay (2010) del director Jorge Michel Grau reinventa el horror caníbal con un enfoque profundamente mexicano. No se trata solo de asesinos sanguinarios, sino de una disfuncional familia que ve el canibalismo como un deber cultural. Cuando el patriarca muere durante un “trabajo”, su esposa y tres hijos deben enfrentar una crisis existencial: ¿Cómo mantener viva una tradición que los condena? La película mezcla el género de terror con una aguda crítica social sobre la pobreza y las estructuras familiares tóxicas.

Somos lo que hay

Los Rituales del Hambre

Lo más perturbador no son las escenas de violencia (aunque son crudamente realistas), sino la normalización del horror. Los hermanos Sabina y Alfredo discuten sobre “la caza” como otros jóvenes hablarían de un trabajo de medio tiempo. La madre, interpretada magistralmente por Carmen Beato, ejerce una autoridad religiosa que justifica lo injustificable. Cada comida se convierte en un ritual perverso donde los cubiertos brillan bajo luces tenues, esperando carne fresca.

Somos lo que hay

La Ciudad como Coto de Caza

El México DF de la película es un personaje más: sus calles oscuras, sus habitantes desprevenidos, la policía corrupta que ignora las desapariciones. Las escenas de caza urbana, donde Alfredo (Francisco Barreiro) busca presas en antros y calles solitarias, tienen la tensión de un thriller psicológico. La cámara sigue a los personajes como un depredador más, convirtiendo al espectador en cómplice involuntario de sus crímenes.

Somos lo que hay

¿Heredaremos Sus Pecados?

El verdadero terror de Somos lo que hay no está en la sangre, sino en su pregunta central: ¿Estamos condenados a repetir los errores de nuestros padres? La película se estrenó durante el bicentenario de México, añadiendo capas de significado sobre tradiciones que deberían morir. El final abierto sigue generando debates: ¿Es posible escapar del destino familiar? Ganadora de múltiples premios, incluyendo el Ariel a Mejor Ópera Prima, esta cinta demostró que el horror mexicano puede ser tan intelectual como visceral.